Solo mire atrás una vez y ahí estaba inmóvil con la cara petrificada,- no! así no es como quiero guardar su recuerdo- pensé, apure mi paso y nunca volví a mirar, no volví a mirar a mi amor, ni a mi casa perfecta, ni mis tres hijos dormidos, ni a la vida perfecta, mucho menos a mi misma.
Calle arriba por la séptima iba sin rumbo ni afán solo andaba, quería correr, quería llorar quería parar de respirar solo por un minuto, la lluvia fría acompañaba mi alma, pensaba en todo lo que solía ser y en lo que me había convertido, en un instante cambió mi vida y yo seguí incrédula una facultad estresante. Nunca procesaba todo tan fácilmente me llevaba tiempo para finalmente comprender todo.